Lo que Creemos

Creemos que la Biblia es la única y ultima autoridad en razones de fe y doctrina.  

Creemos que hay un sólo Dios que se ha manifestado al mundo en distintas formas a través de las edades y que especialmente se ha revelado como Padre en la Creación del Universo, como Hijo en la Redención de la humanidad, y como Espíritu Santo derramándose en los corazones de los creyentes.

Creemos que Dios creo al hombre a su imagen  para tener comunión con Él, sin embargo a causa del pecado nos enemistamos con Dios. Como resultado, el hombre es incapaz de recuperar una relación correcta con Dios por medio de sus propios esfuerzos.

Creemos que la sangre de Jesucristo, derramada en la cruz, es la única base para el perdón de los pecados. Por lo tanto, la salvación se produce cuando aceptamos a Jesucristo como Señor y Salvador y su sacrificio como  el único y suficiente pago por nuestros pecados.

Creemos en el bautismo en agua, por inmersión en el Nombre de Jesucristo.

Creemos en el bautismo del Espíritu Santo, prometido por Dios en el Antiguo Testamento y derramado después de la glorificación del Señor Jesucristo. El mismo Espíritu da dones a los hombres, que sirven para la edificación de la Iglesia.

Creemos en la práctica literal de la Cena del Señor que él mismo instituyó. El objeto de esta ceremonia es conmemorar la muerte de nuestro Señor Jesucristo y anunciar el día en que regresará al mundo y al mismo tiempo para dar testimonio de la comunión que existe entre los creyentes.

Creemos que el matrimonio es sagrado y debe ser entre un hombre y una mujer. 

Creemos que la iglesia es el cuerpo de Cristo, de la que Jesucristo es la cabeza. Los miembros de la iglesia son aquellos que han aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador. El propósito de la iglesia es glorificar a Dios amándolo y dándolo a conocer.

Creemos que Dios tiene poder para sanar todas nuestras dolencias físicas, si así es su voluntad y que la Sanidad Divina es un resultado del sacrificio de Cristo; pues El llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. La sanidad del cuerpo se efectúa por una combinación de la fe del creyente y del poder del Nombre de Jesucristo que se invoca sobre el enfermo.